Cada vez más voy escuchando hablar más sobre la crianza con apego y el colecho. Según la teoría del apego, un fuerte enlace emocional con los padres durante la infancia, también conocido como apego seguro, es precursor del desarrollo de una personalidad segura e independiente, un buen comportamiento, independencia, y relaciones buenas y sanas. Este tipo de crianza tendrá efectos positivos durante toda la niñez, adolescencia y adultez.
Para los que hemos criado nuestros hijos bajo la teoría de nuestras antecesoras, esta idea parece de locos,cuando lo que nos enseñado toda la vida son cosas como:
“No duermas con tu bebé o nunca saldrá de tu cama”
“Desteta a tu hijo o tomará pecho hasta que vaya a la universidad”
“Si no le dejas llorar será un malcriado”
“No lo cojas mucho en brazos que se acostumbra”
“Ignora sus rabietas para que no te tome el pelo”
“Tiene que estar solo para que sea más independiente”
“Hay que castigar a los niños para que cumplan las normas”
” Dale un cachete para que sepa quién manda en casa”
Pues parece que todas estas recomendaciones bienintencionadas, no tienen ningún sentido ya que,la teoría del apego plantea que el niño tiene tendencia a buscar proximidad con una persona y sentirse seguro cuando esa persona está presente; a diferencia del planteamiento de Sigmund Freud, que defendía que el apego era una consecuencia de la necesidad de satisfacer varios deseos. Según la teoría de Bowlby, el apego se considera parte de un sistema biológico y los niños están naturalmente unidos a sus padres porque son seres sociables, no simplemente porque necesitan a otras personas para satisfacer sus deseos; el apego es parte normal del desarrollo del niño.
Algunos padres afines a la crianza con apego también eligen vivir una forma de vida familiar natural, tal como el parto natural, el nacimiento en casa, criar en casa, educación en el hogar, aprendizaje natural, el movimiento anti-circuncisión, ligas para la libertad de vacunación, salud natural, movimientos de cooperativa y consumo de alimentos orgánicos.
Todo estos supone unos benecificos enormes para nuestros hijos, como nos comenta Pilar Martinez de Maternidad Continuum
En palabras del psicólogo Alberto Soler “Si queremos lograr adultos maduros e independientes tenemos que empezar desde el momento cero, fomentando la creación de un apego seguro desde el cual nuestros hijos se lancen a la aventura de explorar el mundo. El desarrollo de este apego seguro es una forma estupenda de favorecer una elevada autoestima, independencia y buena salud mental en la edad adulta.”
Y es que la evidencia científica dice lo contrario de lo que cuenta la vecina del quinto.
En estudios con adolescentes se ha visto que los que han crecido con apego seguro y en un entorno amoroso, tienen menos ansiedad, sentimientos de rencor hacia los padres y al contrario de lo que podría pensarse, son más independientes emocionalmente (para más información puedes consultar la Tesis Doctoral del psicólogo Franciso Sanchís “Apego, acontecimientos vitales y depresión en una muestra de adolescentes“).
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